El musical “Aladdin”, uno de los más exitosos de la cartelera de Broadway, arranca desde este lunes las celebraciones por su décimo aniversario al cumplirse en esta fecha los nueve años seguidos en cartelera, con la obligada excepción del cierre por la pandemia de la covid-19.

“Aladdin”, producido por Disney, se basa en la película de animación del mismo título de 1992, y cuenta prácticamente con los mismos personajes -con excepción del mono Abu y el loro Iago- sin faltar ni siquiera la alfombra voladora, que en el momento de su aparición en escena constituye uno de los momentos más mágicos del musical y arranca largos “ohhhhhh” de los niños presentes.

Figura ya entre las 20 producciones que más tiempo han durado en cartel en Broadway -donde recientemente registró su representación número 300-, pero está exhibiéndose simultáneamente en Madrid, Ciudad de México y Tokio, además de tener programada una gira por el Reino Unido.

En estos nueve años, Aladdin ha tenido nueve producciones en cuatro continentes y ha atraído a 16 millones de espectadores, muchos de ellos niños que acuden a las funciones acompañados de toda su familia y que resultan maravillados por el despliegue de color, la decoración y todos los efectos especiales.

“Aladdin” tiene como director musical a Alan Menken, ocho veces ganador de un Óscar, mientras que las letras de las canciones son de tres autores igualmente “oscarizados”: Alan Menken, Howard Ashman y Tim Rice.

La productora destaca de “Aladdin” su mezcla de “comedia clásica y romance atemporal”, y así es en esta historia sin aristas donde todo nada dentro de lo políticamente correcto, muy en la línea del Disney más contemporáneo donde no faltan tampoco guiños al empoderamiento femenino.

Aunque está lejos de igualar los récords de la otra gran producción de Disney, “El rey León”, que acaba de cumplir por su parte 25 años en cartelera, las dos obras juntas ponen en valor una vertiente infantil del fenómeno de los musicales de Broadway que se manifiesta no solo en la diversidad del público que acude, sino en la profusión de parafernalia (en forma de “merchandising”) en recuerdo del musical.

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