Muchos tenían uno o más problemas médicos, como asma, obesidad, padecimientos cardíacos o de desarrollo.
Nueva York.- Una revisión detallada a las muertes por COVID-19 entre niños y adultos jóvenes de Estados Unidos dada a conocer el martes muestra que tienen patrones similares a las de pacientes mayores.
El reporte examinó 121 muertes de personas menores de 21 años, registradas hasta el final de julio. Al igual que los adultos, muchos tenían uno o más problemas médicos, como asma, obesidad, padecimientos cardíacos o de desarrollo.
Las muertes fueron además más comunes entre aquellos en ciertos grupos raciales o étnicos, de acuerdo con el reporte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los CDC encontraron que 54 eran hispanos, 35 eran negros y 17 eran blancos, aunque la población blanca del país es mucho mayor.
“Es realmente llamativo. Es similar a lo que vemos entre los adultos” y pudiera reflejar muchas cosas, incluyendo que muchos trabajadores esenciales que siguen trabajando son padres negros e hispanos, dijo el doctor Andrew Pavia, un pediatra experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Utah. Pavia no fue parte del estudio.
No obstante, son pocas las muertes de menores. Representan menos de 0,08% del total de muertes por COVID-19 reportadas a los CDC para entonces, aunque los niños y los adultos en edad universitaria representan 26% de la población del país.
Quince de las muertes fueron vinculadas con un raro padecimiento llamado síndrome inflamatorio sistémico, que puede causar inflamación y problemas cardíacos.
El reporte encontró además que casi dos terceras partes de las muertes fueron de varones y que la tasa de mortalidad aumentó con la edad. Hubo 71 muertes entre los pacientes menores de 17 años, incluyendo una docena de infantes. Las 50 restantes fueron de pacientes de entre 18 y 20 años.
Los científicos siguen tratando de entender por qué los síntomas más severos se vuelven más comunes con la edad. Una teoría existente es que los niños pequeños tienen menos sitios en las superficies de sus vías respiratorias en las que el virus puede acoplarse, dijo Pavia. Otra es que los niños pudieran ser menos propensos a una sobrerreacción del sistema inmunológico al virus, añadió.
En lo que va de año, el saldo registrado por los CDC en los niños es más bajo que las muertes de niños por influenza reportadas durante una temporada usual, que ha sido de 130 en años recientes. Pero comparar los dos es difícil por varias razones, incluyendo que la mayoría de las escuelas no estuvieron abiertas durante la primavera debido a la pandemia.
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