La decisión permite a la plataforma operar sin necesidad de tramitar una concesión pública, un requisito para las empresas de transporte en el estado de Quintana Roo.
Los conductores de Uber en Cancún esperan que las golpizas y amenazas que denuncian desde hace años queden atrás, luego de que la justicia autorizara su labor en esta ciudad del Caribe mexicano que recibe anualmente 30 millones de turistas.
“Hemos pasado tres años de agresiones, amenazas, abusos de autoridad”, dijo el miércoles 18 de enero a la AFP Águeda Esperilla, vocera de los choferes, que la semana pasada lograron un amparo judicial rechazado por los taxistas de la ciudad.
La decisión permite a la plataforma operar sin necesidad de tramitar una concesión pública, un requisito para las empresas de transporte en el estado de Quintana Roo (sureste).
Los sindicatos de taxistas —que solo en Cancún tienen 12.000 afiliados— consideran que se trata de una “competencia desleal”.
Pero Uber, que interpuso el recurso legal en 2018, logró convencer al juzgado de que no ofrece un servicio de transporte público, sino que es un acuerdo entre privados y por tanto no está sujeto a la ley de movilidad estatal.
El fallo también la autoriza a operar en los populares balnearios de Playa del Carmen y Tulum.
Uber comenzó a funcionar en Cancún en 2016, desatando un conflicto con 14 sindicatos que desde hace décadas monopolizan el servicio de taxis en Quintana Roo, cuyas playas atraen anualmente a la mitad de los extranjeros que visitan México (58,7 millones entre enero y noviembre de 2022).
La disputa escaló hasta las agresiones. Varios conductores de Uber han denunciado “cacerías” por parte de taxistas, que los interceptan en la llamada zona hotelera y obligan a los pasajeros a descender de los vehículos.
Algunos choferes aseguran haber sido golpeados, amenazados de muerte o sufrido daño en sus autos con pedradas. Los sindicatos se han deslindado de esas acusaciones.
Esperilla cuenta que fue víctima de un ataque en 2020, cuando transportaba a unos turistas al aeropuerto a la altura del “codo de la muerte”, como sus colegas llaman a un sector donde suelen concentrarse los taxistas.
“Cuatro taxistas trataron de abrirme el carro y lo empezaron a patear. Con una piedra enorme, uno de ellos me revienta el cristal (del parabrisas). Los policías nunca hicieron nada por seguir a los agresores”, relató la conductora.
“Hacemos un llamado a las autoridades para que de una vez por todas pongan un alto a los abusos de los sindicatos”, añadió.
Pese al amparo, Uber no podrá operar de inmediato, pues antes se tiene que modificar la ley. Sin embargo, la aplicación funcionaba aun sin el amparo y pese a las agresiones.
La plataforma ha ganado terreno en medio de críticas al servicio y los importes que cobran algunos taxistas.
Janik, turista francés, lamenta que no exista una tarifa unificada entre las empresas formales para los viajes entre el aeropuerto y los hoteles.
“Dos precios por un mismo servicio. Uno muy caro y otro mejor. Al final fueron $65“, dijo a la AFP.
En contraste, Martin, turista irlandés, justificó los costos y elogió la atención.
“Del aeropuerto al hotel fue muy buena experiencia, no tengo quejas al respecto. Quizá los taxis son un poco caros, pero están intentando ganar dinero como lo hacemos todos”, sostuvo.
Uber enfrenta restricciones en otras ciudades del país donde funciona desde hace años, como Ciudad de México y Guadalajara.
En junio pasado, las autoridades prohibieron a las aplicaciones de transporte recoger pasajeros en el aeropuerto capitalino, lo que generó reclamos de usuarios ante las tarifas que cobran los taxis concesionados de la terminal. Pero en la práctica, el servicio continúa funcionando.
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