Anatoly Chubais, enviado internacional del presidente ruso Vladimir Putin, renunció a su cargo, según confirmó el Kremlin.

Es el funcionario ruso de mayor rango en dimitir desde el inicio de la invasión de Ucrania.

Chubais asumió en 2020 el trabajo de coordinar los objetivos de desarrollo sostenible de Rusia a nivel internacional.

Después de que comenzara la guerra, publicó una foto en Facebook de una figura de la oposición asesinada, en lo que se consideró un gesto crítico hacia el Kremlin.

No incluyó comentarios para acompañar la foto de Boris Nemtsov en el aniversario de su asesinato, el pasado 27 de febrero.

Tampoco ha hecho ningún comentario aún sobre su renuncia y, según algunos medios, se encuentra en Turquía con su esposa.

“Sí, Chubais renunció por su propia voluntad. Pero si se fue [de Rusia] o se quedó, es asunto personal”, dijo este miércoles el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.

Aparte de Peskov y el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, pocos miembros del círculo del presidente Putin han aparecido en público en las últimas semanas.

El asesor presidencial ucraniano Mykhaylo Podolyak dijo el miércoles que era interesante que las dos principales figuras de seguridad del Kremlin, el ministro de Defensa Sergei Shoigu y el jefe de gabinete Valery Gerasimov, no estuvieran “a la vista”, junto con los jefes de los servicios secretos de Rusia.

Chubais no era visto como un miembro del círculo cercano a Putin, a pesar de tener el cargo de representante especial para los vínculos con organizaciones internacionales.

Es mejor conocido por su papel en las reformas de la economía de Rusia en la década de 1990 después de la caída de la Unión Soviética. Las privatizaciones bajo el presidente Boris Yeltsin ayudaron a crear una gran cantidad de oligarcas muy ricos.

A las figuras de la oposición no les impresionó la renuncia de Chubais. La portavoz del líder encarcelado Alexei Navalny, Kira Yarmysh, puso en duda las afirmaciones de que se trataba de una protesta contra la guerra, en lugar de que esté temiendo “por su propia piel y su propio dinero”.

Rusia tomó medidas drásticas contra las críticas a la invasión, que comenzó el 24 de febrero, y exigió a los medios estatales que la describieran como una “operación militar especial”.

Varios periodistas de la televisión estatal renunciaron, incluida la editora de Channel One, Marina Ovsyannikova, quien mostró un cartel que decía “¡Alto a la guerra!” durante una transmisión de noticias en horario de máxima audiencia, diciéndoles a los rusos que les estaban mintiendo.

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