Los demonios Jinn pertenecen a la tradición árabe, el terror que causan con los hombres que se encuentran en el desierto es inmenso.
En el occidente, los demonios malignos causan mucho terror y están relacionadas con nuestras creencias religiosas, y en otras partes del mundo, estas manifestaciones hacen parte de las culturas ancestrales que han perpetuado durante siglos.
Los demonios del desierto causan terror
La tradición árabe, los Jinn o Djenum son una raza sobrenatural que pueden intervenir en la vida de las personas. Al igual que los demonios griegos, con connotación positiva o negativa y se pueden conjurar a través de ritos mágicos.
Pero algunos mitos equiparan a los Jinn con los demonios. Estos son retratados con apariencia infernal, sin embargo, en otras representaciones aparecen de forma atractiva y seductora. Se dice que los Jinn nacen del fuego, que en términos modernos se podría denominar como plasma, pero no tienen la capacidad de ser inmortales.
Pueden ser conjurados en rituales, se dice que el Rey Salomón poseía un anillo que le daba el poder de someter a los genios, protegiéndolo de sus poderes. Era tan extraordinarIo que hizo que los Jinn contruyeran el primer Templo de Jerusalén y el resto de la ciudad.
Entidades relacionadas con estos estos demonios nos lleva hasta el mito africano de Aisha Kandisha, el cual se caracteriza por una mujer con pezuñas. Es la fémina que aparece cerca de los pozos en las noches sin luna y que tiene la capacidad de seducir a los viajeros que se enamoran de ella. Leyendas dicen que le teme a los cuchillos y a veces la acompaña un espectro, conocido como “Hammu Qayyu”.
Aisha Kandisha la vinvulan con la condesa de El Jadida, la cual ayudó a resistir a los portugueses seduciendo a los soldados que luego fueron asesinados por combatientes marroquíes que estaban al acecho.
El poder de los Jinn ha trascendido hasta nuestros días, en representaciones de la cultura árabe. Su capacidad de mimetizarse y de convertirse en un espectro del desierto, le otorga cualidades que nos hace adentrarnos en una realidad mágica.
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