La cobertura de una reunión entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el líder norcoreano, Kim Jong Un, podría describirse mejor como un concurso de subtítulos: los dos sostuvieron lo que el Kremlin llamó discusiones “muy sustanciales” este miércoles, pero más allá de algunas oportunidades para tomar fotografías, todavía no tenemos ni idea de lo que sucedió a puertas cerradas.
Putin y Kim se dieron la mano en el cosmódromo de Vostochny, en la región rusa de Amur; el líder norcoreano fue llevado en la limusina Aurus, de fabricación rusa, de Putin; y Kim brindó por su homólogo, prometiendo que Rusia castigaría a las “fuerzas del mal”, lenguaje dictatorial que parecía respaldar la espantosa y agotadora guerra de desgaste de Putin contra Ucrania.
Pero ninguna de las partes celebraron conferencia de prensa alguna ni emitieron ningún comunicado. No se anunciaron acuerdos públicamente. Averiguar las verdaderas conclusiones de la cumbre celebrada en el lejano oriente de Rusia va a ser un desafío, aunque hay mucho en juego a nivel mundial.
En julio, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, fue a Pyongyang con una aparente lista de compras. Después de un año y medio de combates de alta intensidad en Ucrania, las existencias de municiones de Rusia se han agotado considerablemente, y funcionarios estadounidenses advirtieron que Corea del Norte y Rusia estaban considerando posibles acuerdos para reponer los suministros para la guerra de Moscú contra Ucrania. Corea del Norte tiene un arsenal sustancial en la península de Corea.
Si esto es lo que se está negociando en Rusia —y hasta ahora no hemos visto ninguna prueba de que se haya llegado a tal acuerdo—, representaría la entrada de Pyongyang en una competencia con las bases industriales de Estados Unidos y los miembros de la OTAN, que han estado proporcionando a Ucrania, de forma gradual, pero constante, la munición que necesita para enfrentarse a Rusia. Se trata de una carrera a vida o muerte, en la que Putin parece contar con que el apoyo a Ucrania disminuye a medida que Estados Unidos se adentra en la temporada de elecciones presidenciales.Kim Jong Un llegó a Rusia para reunirse con Putin
Y existe la posibilidad de que Pyongyang obtenga algo a cambio. El régimen de Kim está muy aislado: múltiples rondas de sanciones han tenido como objetivo a Corea del Norte por sus programas nucleares y de misiles balísticos. Incluso Rusia ha firmado sanciones contra Corea del Norte en el pasado.
Pero Putin parece estar extendiendo un potencial salvavidas a Kim mientras su propio Gobierno es sancionado por la invasión a gran escala de Ucrania, aparentemente mostrando la zanahoria del acceso a la tecnología rusa.
En una visita al cosmódromo, un periodista le preguntó a Putin si Rusia ayudaría a Corea del Norte a “lanzar sus propios satélites y cohetes”, a lo que Putin respondió: “Es exactamente por eso que vinimos aquí”.
“El líder de Corea del Norte muestra un gran interés en el espacio, en los cohetes, y están tratando de desarrollar el espacio. Mostraremos nuestros nuevos objetos”, dijo Putin.
El interés de Kim por los objetos brillantes puede parecer algo inofensivo. Pero la frase del líder del Kremlin recuerda el viejo chiste atribuido al comediante Mort Sahl sobre Wernher von Braun, el científico espacial alemán que fue pionero en la tecnología de misiles balísticos de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial: “Apuntaba a las estrellas, pero a veces daba en Inglaterra”.
La contribución de Von Braun a la tecnología de misiles y al programa espacial estadounidense está bien documentado. Su trabajo allanó el camino tanto para la exploración espacial como para el desarrollo del misil balístico intercontinental, capaz de lanzar armas nucleares en todo el mundo.
Así que todavía estamos lidiando con una gran incógnita en lo que respecta a un posible intercambio de tecnología entre Corea del Norte y Rusia. Estados Unidos cree que Pyongyang ya ha participado en la guerra de Ucrania, proporcionando armas al grupo mercenario ruso Wagner.
Yevgeny Prigozhin, el fundador del grupo Wagner, desestimó la acusación como “nada más que chismes y especulaciones”, antes de morir cuando su avión cayó del cielo, el mes pasado.
Si Rusia está entregando esta tecnología de lanzamiento a Corea del Norte, entonces, el mundo podría estar presenciando las consecuencias globales más amplias de la guerra terrestre más grande de Europa desde 1945. Y la convergencia de dos Estados parias puede estar desarrollándose de maneras inesperadas y peligrosas.
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