Es reconocido por detonar industria mexicana posrevolucionaria, pero también por haber aprovechado la Ley Seca de EEUU para impulsar negocios que involucraban la venta de sustancias nocivas
Del Ejército Constitucionalista a la cima de la política mexicana y a la incursión de negocios con drogas y alcohol. Abelardo L. Rodríguez, originario de Guaymas, Sonora, fue presidente de México de 1932 a 1934. A pesar de su breve mandato, es reconocido por haber detonado la industria mexicana posrevolucionaria, pero también por haber aprovechado la Ley Seca de Estados Unidos para supuestamente impulsar negocios que involucraban la venta de sustancias nocivas en la frontera norte.
Abelardo L. Rodríguez llegó a la cima del poder mexicano tras vivir una infancia pobre. Como era común en esa época, formaba parte de una familia de muchos integrantes conformada por un total de 10 hijos, producto del matrimonio de Nicolás Rodríguez y Petra Luján.
Sin embargo, su vida cambió cuando se enlistó en marzo de 1913 a las fuerzas de Álvaro Obregón durante la Revolución Mexicana. A partir de ese momento, su trayectoria política tuvo un gran impulso que, años más tarde, lo llevó a convertirse en el presidente de México en sustitución de Pascual Ortiz Rubio.
Pero, antes de llegar a liderar el Estado mexicano aprendió prácticas durante la lucha revolucionaria que posteriormente aplicaría y, por las cuales, el escritor y periodista Francisco Cruz Jiménez lo considera como el primer presidente narco de México.
Orígenes del narco en México
De acuerdo con Cruz Jiménez, autor de los libros Tierra Marca, El Cártel de Juárez y García Luna, El señor de la muerte -por solo mencionar algunos-, los orígenes del narcotráfico en México se remontan al siglo XIX. Sin embargo, fue en los años 20 cuando las actividades ilícitas tendrían un gran auge.
Uno de los personajes que son vinculados con el impulso de actividades del crimen organizado en México precisamente es Rodríguez, quien, de acuerdo a expedientes y reportes consultados por Cruz Jiménez, habría aprendido del coronel Esteban Cantú Jiménez que se podían obtener ganancias de la venta de opio y el alcohol, así como también de la prostitución y los casinos; actividades que eran implementadas para financiar las tropas revolucionarias.
Abelardo L. Rodríguez también fue considerado por The History Channel como uno de los primeros “embajadores de la mafia”. El canal estadounidense, reconocido por la emisión de documentales, incluso dedicó un episodio para relatar su historia en abril de 2023.
“Un hombre propicia el terreno para los negocios de la mafia en Latinoamérica. Abelardo L. Rodríguez dominó los negocios más oscuros de la frontera y llegó a la cima de la política mexicana”, describió The History Channel.
El negocio de los casinos y Abelardo L. Rodríguez
Antes de llegar a la Presidencia de México, Abelardo L. Rodríguez fungió como gobernador de Baja California entre 1923 y 1930, luego de haberse hecho cargo del control de la frontera con Estados Unidos durante su época en el Ejército Constitucionalista.
En dicho periodo, Abelardo L. Rodríguez vio una oportunidad que más adelante aprovecharía: el tráfico de alcohol hacia Estados Unidos a raíz de la Ley Seca, vigente entre el 17 de enero de 1920 y el 6 de diciembre de 1933.
De acuerdo con reportes, aunque la aplicación de dicha ley disminuyó el consumo de alcohol, también se presenció un aumento de la actividad del crimen organizado que nunca antes se había visto, pues se seguía produciendo y consumiendo licor de forma clandestina.
Ello también ocasionó que, durante la década de 1920, los empresarios que se dedicaban a los juegos de azar, venta de bebidas alcohólicas y otras sustancias nocivas decidieran trasladar sus negocios al norte de México. Es aquí donde Abelardo L. Rodríguez jugó un papel fundamental.
The History Channel señala que Rodríguez fue socio y aliado de la mafia estadounidense dirigida por Lucky Luciano, Al Capone y Meyer Lansky, quienes crearon un casino y hotel en Tijuana, Baja California, llamado Agua Caliente.
Abelardo L. Rodríguez también es relacionado con este y otros casinos, mismos que presuntamente aprovechaban las restricciones de Estados Unidos para recibir a ciudadanos estadounidenses y ofrecerles diversión a base de drogas, sexo y alcohol.
De acuerdo con la cronología de los hechos, Rodríguez habría continuado con dichas actividades hasta el termino de su mandato en 1934, año en el que entró al poder el presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien habría puesto fin al negocio de la mafia norteamericana en el norte de México.
Sin embargo, años más tarde el crimen organizado volvería a encontrar una gran oportunidad para instaurar sus negocios en el norte de México, una situación que actualmente se sigue padeciendo.
Por su parte, Abelardo L. Rodríguez continuó su vida e incluso llegó al gobierno de Sonora de 1943 a 1948, su último cargo político. Falleció en febrero de 1967, a la edad de 77 años.