Por primera vez, los miembros de Naciones Unidas han acordado un tratado unificado para proteger la biodiversidad en alta mar -que supone casi la mitad de la superficie del planeta- tras dos semanas de negociaciones en Nueva York.
La Convención de Naciones Unidas sobre la Ley del Mar entró en vigencia en 1994, antes de que la biodiversidad marina fuera un concepto consolidado.
El marco actualizado para proteger la vida marina en las regiones fuera de las aguas bajo soberanía nacional, conocidas como alta mar, llevaba más de 20 años en negociaciones, pero los esfuerzos anteriores de alcanzar un acuerdo se habían estancado de forma reiterada. El acuerdo unificado se consiguió el sábado por la noche.
“Sólo tenemos dos grandes elementos globales en común: la atmósfera y los océanos”, dijo la bióloga marina de Georgetown Rebecca Helm. Aunque los océanos podrían llamar menos la atención, señaló, “proteger esta mitad de la superficie de la Tierra es absolutamente crucial para la seguridad de nuestro planeta”.
Ahora que el esperado tratado se ha finalizado, “esta es una oportunidad de una vez por generación para proteger los océanos, una gran victoria para la diversidad”, afirmó Nichola Clark, experta en océanos de Pew Charitable Trusts y que observó las conversaciones en Nueva York.
El documento creará un nuevo organismo para gestionar la conservación de la vida oceánica y establecer zonas protegidas en alta mar. Y Clark señaló que eso es crucial para conseguir la reciente promesa de la Conferencia de Biodiversidad de Naciones Unidas de proteger el 30% de las aguas del planeta, además de la tierra, para conservación.
El tratado también sienta las bases de los estudios de impacto ambiental para actividad comercial en los océanos.
“Supone que todas las actividades previstas para alta mar deben ser revisadas, aunque no todas pararán una evaluación completa”, dijo Jessica Battle, experta en gobernanza de océanos en el Worldwide Fund for Nature.
Muchas especies marinas -como delfines, ballenas, tortugas marinas y muchos peces- hacen largas migraciones anuales que cruzan fronteras nacionales y alta mar. En el pasado, los esfuerzos para protegerlas -y a las comunidades humanas que dependen de la pesca o el turismo asociado a la vida marina- se han visto entorpecidos por un confuso mosaico de normas dispares.
“Este tratado ayudará a aunar los diferentes tratados regionales para poder abordar las amenazas y preocupaciones entre especies”, dijo Battle.
Esa protección también ayuda a la biodiversidad y las economías costeras, dijo Gladys Martínez de Lemos, directora ejecutiva de la Asociación de Defensa Medioambiental especializada en cuestiones ambientales en América Latina.
“Los gobiernos han dado un paso importante que refuerza la protección legal de dos tercios del océano, y con ella la biodiversidad marina y los medios de vida de comunidades costeras”, afirmó.
La cuestión es cómo se aplicará el ambicioso tratado.
Hace mucho que las zonas de alta mar sufren explotación por la minería y pesca comercial, así como contaminación de plásticos y productos químicos. El nuevo acuerdo trata de “reconocer que el océano no es un recurso ilimitado y utilizar el océano de forma sostenible requiere cooperación global”, dijo Malin Pinsky, bióloga de la Rutgers University.
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