El ‘optimismo’ del Banco Central también ‘contagió’ al cálculo para 2023, de acuerdo con su último informe trimestral.
El Banco de México (Banxico) actualizó al alza el pronóstico de crecimiento para la economía nacional, pues ahora prevé que avance 3 por ciento en 2022.
La cifra es mayor en comparación con el pronóstico previo, publicado en agosto, que era un rango de entre 1.7 y 2.7 por ciento para una estimación central de 2.2 por ciento.
“La revisión para 2022 responde, principalmente, al dinamismo que ha venido mostrando la economía nacional a lo largo del año y que se manifestó en un crecimiento en el tercer trimestre mayor al anticipado. El mayor nivel de actividad económica ahora previsto para el segundo semestre de 2022 deriva, a su vez, en una mayor base para el crecimiento de 2023″, apuntó en el Informe Trimestral de julio-septiembre.
El ‘optimismo’ del Banxico también se trasladó a 2023, año para el que espera un avance del PIB de 1.8 por ciento. La estimación anterior para el próximo año estaba en un rango de entre 0.8 y 2.4 por ciento, para una estimación media de 1.6 por ciento.
No obstante, la institución advirtió que existe el riesgo de una menor demanda externa para México en 2023, esto ante las posibles afectaciones esperadas para Estados Unidos, el mayor socio comercial de nuestro país.
El Banco Central también reveló su primera estimación de crecimiento para el PIB de México en 2024, año en el que prevé que suba en un rango de entre 1.1 y 3.1 por ciento, con una estimación central de 2.1 por ciento.
“La expectativa para 2024 supone una recuperación de la demanda externa, en línea con el mejor desempeño esperado para la economía global en ese año, y el continuo crecimiento de la interna”, señaló.
Estos son los riesgos a la baja para la economía de México
- La posibilidad de que las controversias entabladas por los socios de México bajo el T-MEC provoquen un menor flujo de inversión.
- Una menor demanda externa en detrimento de la actividad económica en México, sobre todo si EU experimenta una ‘recesión profunda y duradera’.
- ‘Cuellos de botella’ en las cadenas de suministro o afectaciones al comercio más duraderas o intensas que aumenten los costos de las materias primas y de producción en México.
- Episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales que afecten los flujos de financiamiento para economías emergentes como la de nuestro país.
- Una mayor disrupción en el mercado de los energéticos, particularmente en Europa, lo que podría provocar una menor demanda externa en México.
- Una recuperación del gasto en inversión en nuestro país menor a lo esperada o insuficiente para sostener la reactivación de la economía.
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