EN CUALQUIER MOMENTO Estados Unidos invocará el derecho que tiene para llevar a un panel a México por incumplir en el Tratado de Libre Comercio en materia energética. Ya no hay vuelta atrás.
La administración Biden se siente engañada por la actitud y el portazo que Andrés Manuel López Obrador dio a sus propios negociadores: Tatiana Clouthier y Luz María de la Mora.
Hasta el pasado 28 de septiembre, día en que representantes del embajador Ken Salazar hablaron por última vez con sus pares mexicanos, las pláticas iban por buen camino para evitar las sanciones.
Sin embargo, les omitieron decir lo que era irreversible: Clouthier ya había puesto dos días antes su renuncia en el escritorio del tabasqueño porque no pudo romper la resistencia de los duros.
Como le informamos en su momento, la hija de Manuel J. Clouthier remaba a contracorriente del canciller Marcelo Ebrard y del secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, quienes mermaron su liderazgo.
Pero Tatiana también sucumbió a la presión del ala radical de la 4T, integrada por una mancuerna que desde ahora se debe ver como las arietes de López Obrador para lo que viene: Rocío Nahle y Raquel Buenrostro.
Nahle salió a cerrar el paso al curso de las negociaciones que por más de un año mantuvieron Clouthier y De la Mora, a las cuales consideró “entreguistas” a los intereses de Estados Unidos.
López Obrador en realidad nunca aceptó modificar su política energética, así que no le costó trabajo concederle la razón a su secretaria de Energía. El problema es que también siempre daba el visto bueno a lo que hacía Tatiana y con ese mensaje se quedó la contraparte.
Pero cuando renunció dos días antes de la última comunicación de mexicanos y representantes de la embajada estadounidense, y la hizo pública ocho días después, la gente de Salazar cayó en cuenta que el inquilino de Palacio Nacional les estaba dando atole con el dedo.
Y es que el endurecimiento de México ya tenía nombre y apellido: Raquel Buenrostro, quien desde el 26 de septiembre ya se sabía en los corrillos de Presidencia que llegaba a relevar a Clouthier.
En Washington y en la Casa Blanca están que trinan de coraje por el cambio radical que viene en la postura de México. Saben que la exdirectora del SAT está llegando a reventar la negociación.
La filtración de los miles de documentos atribuidos a un grupo que se hace llamar Guacamaya, pero que en la Secretaría de la Defensa están seguros que fue obra de las agencias estadounidenses, se dio el 29 de septiembre. También es un mensaje del endurecimiento de Estados Unidos.
Aquí en México, López Obrador siguió dando tumbos: en su conferencia mañanera del viernes 14 de octubre aseguró: “Ellos (Estados Unidos) han decidido no dar el paso hacia un panel y se está buscando un acuerdo, un arreglo, que no haya confrontación”.
Un día después, el sábado 15, la Oficina de Representación Comercial que encabeza Katherine Tai, lo desmintió. Y el lunes 17, el propio embajador Salazar, hizo lo mismo.
Vamos, pues, a un irremediable rompimiento con Estados Unidos.
EL DESISTIMIENTO DE Banorte por adquirir Banamex ya se veía venir. Los consejeros del grupo financiero dejaron de tener información del proceso desde hace tres meses. Las familias de Carlos Hank González y Carlos Hank Rhon corrieron un velo del que, a estas alturas, ni el Consejo de Administración conoce las causas reales del retiro. Todavía el jueves Hank González les reiteró, ante la insistencia de información, que no preguntaran más. Y el viernes a primera hora salió el comunicado oficial: “Banorte no continúa en el proceso organizado por Citigroup”. En el medio se habla de tres razones, las mismas que mencionamos aquí hace exactamente una semana: el costo de despedir a una tercera parte de los empleados, la concentración del mercado de Afores y restricciones de reguladores financieros estadounidenses. Pero hubo una cuarta que resultó la puntilla: la cancelación de un crédito sindicado que la familia Hank había gestionado para apuntalar su oferta sin tener que diluirse del capital de Banorte. El disparo de las tasas de interés hicieron imposible mantenerlo y hubo que soltarlo. Y con ello la operación se cayó. No debió gustar mucho la noticia que Hank González quiso darle a Andrés Manuel López Obrador que ni la llamada le tomó el jueves. Así que en la puja final por el banco que preside Manuel Romo solo dos tiradores: Germán Larrea y Daniel Becker.
LA QUE SIGUE a todo lo que da de precampaña es Claudia Scheinbaum. El sábado el dueño de Alfa, Armando Garza Sada, el de facto nuevo líder ya del Grupo Monterrey ante la ausencia de José Antonio Fernández Carbajal, de FEMSA, le volvió a organizar una reunión, ahora en Monterrey. Asistieron todos, menos aquél, el “Diablo”. Por ahí Rogelio Zambrano de Cemex, Adrián Sada de Vitro, Tomás González Sada de Cydsa, Sergio Gutiérrez Muguerza de DeAcero, Eduardo Garza de Frisa, Enrique Zambrazo de Proeza, Eugenio Garza Herrera de Xignux, Federico Toussaint de Lamosa y Julián Eguren de Ternium.
LA ESCUELA LIBRE de Derecho ya tiene nuevo rector. Se trata del prestigiado litigante Emilio González de Castilla. Como le informamos, el jueves pasado fueron las elecciones en esa reputada institución. Participaron 132 personas. Cuatro boletas se anularon. González de Castilla obtuvo 97 sufragios. Contendía con la abogada Ligia González, quien consiguió 31 votos. El nuevo rector, quien de hecho es profesor en activo en la cátedra de Derecho Civil de esa escuela que tiene una tradición de 110 años, asumió tan pronto como se hizo el recuento de las papeletas. Estará los próximos cuatro años. Sustituye a Ricardo Silva.PUES FINALMENTE QUIEN ocupará la Administración General de Grandes Contribuyentes es Armando Ramírez Sánchez. Era Administrador General Central. El nuevo Administrador General Jurídico es Ricardo Carrasco y el nuevo Administrador General de Recaudación es Gari Flores Hernández. Todos son muy cercanos y del equipo del flamante titular del Servicio de Administración Tributaria, Antonio Martínez Dagnino.
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