El presidente Andrés Manuel López Obrador descartó este jueves un eventual retiro de México del tratado comercial de Norteamérica T-MEC, a raíz de una disputa con Estados Unidos y Canadá en el sector energético.

“No existe ninguna posibilidad”, dijo el mandatario izquierdista al responder, en su conferencia de prensa diaria, una pregunta sobre si vislumbra una eventual salida del pacto regional.

Los gobiernos de Estados Unidos y Canadá plantearon en julio pasado una controversia contra la política energética de México, tras una reforma impulsada por López Obrador que limita la participación extranjera en el sector.

“Hay una relación buena, de respeto, siempre que hablo con el presidente (estadounidense Joe) Biden me repite y me repite que quiere una relación con nosotros en pie de igualdad, con respeto a nuestra soberanía”, añadió.

Aseguró que pese a estas diferencias, las inversiones extranjeras alcanzan niveles récord (unos 23.000 millones de dólares en el primer semestre de este año). “Nos necesitamos mutuamente. Sería muy difícil que funcionara la economía estadounidense sin la participación de México”, sostuvo.

El pasado martes se celebró una primera reunión, de manera virtual, entre las tres partes en la que México respondió preguntas de sus socios. Esta fase de consultas puede durar 75 días y, si no hay acuerdo, se procedería a convocar un panel de arbitraje.

López Obrador consideró que los reclamos, principalmente de Estados Unidos, son injustificados y rechazó que gobiernos extranjeros opinen sobre las leyes mexicanas.

El mandatario confirmó que el secretario de Estado, Antony Blinken, visitará México con motivo de una reunión del Diálogo Económico de Alto Nivel, prevista para el 11 y 12 de septiembre, y que, si así lo solicita el diplomático estadounidense, podría recibirlo para abordar este tema.

Estados Unidos y Canadá consideran que la reforma energética favorece a la estatal Comisión Federal de Electricidad en detrimento de las firmas privadas, lo que a su juicio violaría normas del T-MEC.

Los cambios normativos, que limitan la participación extranjera y privada en la generación de energía, también han sido criticados por empresas de España, Italia y Canadá.

López Obrador busca restaurar el control estatal sobre la generación de energía a través de reformas parlamentarias, ahora limitadas a leyes secundarias al no alcanzar los votos necesarios para modificar la Constitución.

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