El presidente de EE UU afirma ante Scholz que el gasoducto Nord Stream 2 no se activará si se produce una invasión
Alemania y Estados Unidos responderán con contundencia y “de forma conjunta” con el resto de los aliados de la OTAN si se produce una invasión rusa en Ucrania. Y si eso sucede, el gasoducto Nord Stream 2, proyectado por el gigante Gazprom para enviar gas natural ruso a través del mar Báltico directamente a Europa Occidental, sin pasar por Ucrania, no se activará, ha dicho Joe Biden. El presidente estadounidense y el canciller alemán, Olaf Scholz, que ha esquivado confirmar expresamente si está dispuesto a suspender los permisos para el gasoducto que está listo desde septiembre, han escenificado sintonía y unidad entre ambos países al término de su reunión de este lunes en Washington. También han sido tajantes al prometer sanciones “rápidas y severas” si Vladímir Putin, presidente de Rusia, decide intervenir en el país vecino.
Biden ha recibido por la mañana a su invitado garantizando que las dos potencias están “alineadas” en esta crisis, y decididas a parar los pies a Putin. “Subrayaré lo obvio: Alemania es uno de los nuestros aliados más estrechos”, ha sentenciado Biden, que ha insistido varias veces en que confía en Berlín y en que la vía diplomática sigue siendo una prioridad. A una pregunta en la conferencia de prensa posterior sobre los estadounidenses que viven en Ucrania, Biden ha dicho que “odiaría que se vieran en mitad del fuego cruzado” y ha añadido que sería inteligente que “abandonaran el país”. Scholz, por su parte, ha augurado que “Rusia pagará un alto precio” si se produce una invasión. El Kremlin insiste en que no está en sus planes hacerlo, pese a que ha concentrado unos 100.000 soldados en la frontera que separa a ambas exrepúblicas soviéticas.En la reunión, ambos mandatarios han hablado también de China y de la situación en los Balcanes Occidentales, de la pandemia (y el proceso de vacunación) y del cambio climático.
Es la primera visita a Washington de Scholz, que lidera la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales que tomó las riendas de la potencia europea hace dos meses. Y llegaba en un momento dedicado: Alemania, y la gestión en materia de política exterior del nuevo Gobierno, ha recibido críticas de sus aliados por su negativa a enviar material militar a Ucrania, a desplegar tropas en los países del flanco oriental de la OTAN o especificar qué sanciones tiene pensado imponer a Rusia si esta se decide a intervenir en el país vecino.
Esa tibieza ha tensado relaciones con Estados Unidos, hasta el punto de que la semana pasada la embajadora en Washington, Emily Haber, envió un informe a Berlín en el que aseguraba que muchos ven en la capital federal a Alemania, que este año disfruta del turno en la presidencia del G7, como a un “socio poco confiable”. La comunicación, filtrada a los medios, iba encabezada con cuatro palabras: “Berlín, tenemos un problema”. Las críticas han llegado hasta el Capitolio, donde senadores de ambos partidos han censurado la cautela del país europeo en la actual crisis.
Para cambiar el paso, el Gobierno alemán preparó el terreno para la visita de Scholz a la Casa Blanca con el anuncio pocas horas antes de la cumbre en Washington de que enviará a Lituania a 350 soldados al contingente que mantiene la OTAN en el país báltico. En Lituania, miembro de la OTAN, ya hay aproximadamente 1.200 soldados desde 2017 bajo mando alemán.
No está siendo fácil para Scholz suceder a Angela Merkel, tampoco en el terreno internacional. Merkel, que trató en los 16 años que estuvo en el cargo a cuatro presidentes estadounidenses, visitó en julio la Casa Blanca para despedirse de Biden, que resumió la diferencia de opiniones de ambos países con respecto a Rusia con un comprensivo “los buenos amigos pueden estar en desacuerdo”.
Seis meses después, la paciencia se agota en la estrategia estadounidense hacia la crisis ucrania, que ha optado por una aproximación agresiva de la gestión de la información que incluye filtraciones tan sonoras como la del pasado sábado, cuando el Pentágono advirtió de que los servicios de inteligencia disponían de indicios de que una invasión de Kiev podría ser “cuestión de días” y que la previsión de bajas que manejan alcanza las 50.000 víctimas civiles.
El equipo de Scholz ha anunciado que a su regreso de Washington, el canciller afrontará una intensa agenda destinada a apretar el acelerador diplomático alemán. Tiene previstos encuentros con el presidente francés, Emmanuel Macron, con el polaco Andrzej Duda y con los tres mandatarios de los países bálticos. Luego viajará a Kiev, primero, y, después, a Moscú
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