Es reconocido como uno de los padres del cuento moderno, así como el creador del género policial. Además, fue un gran escritor tanto de ciencia ficción como de obras de terror.
El padre de Edgar murió un año después de que naciera, y su madre, Elizabeth, moriría un año después, en 1811, debido a la tuberculosis. Dado que su hermano mayor ya estaba siendo cuidado por sus abuelos, Edgar y su hermana Rosalie fueron adoptados por dos familias vecinas en Richmond: el uno por los Allan y la otra por los Mackencie. John Allan, el padrastro de Edgar quien le daría su apellido, era un comerciante de origen escocés. Este era malhumorado, y se dice que, además de no apoyar el destino literario de Poe, nunca lo adoptó legalmente. Por el contrario, la esposa de este, Frances, puso toda su fe en Edgar Allan Poe y siempre lo llenó de cariño.
En 1845, publicó su poema más famoso, El cuervo, por el que sería reconocido en todo el país, pero del que sólo habría recibido 9 dólares por su publicación. Luego sostuvo con la poeta Frances Sargent Osgood una relación que la misma Virginia consentía. Esta levantó demasiada polémica entre el círculo social de ambos, por lo que tuvieron que dejar de verse con el tiempo. En 1847 murió Virginia de tuberculosis, y el comportamiento y el estado de ánimo de Poe se vieron claramente afectados, al punto de realizar varias acciones erráticas e inducirlo al alcoholismo. Finalmente, Poe volvió a Richmond, donde se encontró con su amor de la juventud, Sarah Elmira Royster. Ambos estuvieron de acuerdo en casarse el 17 de octubre de 1849.
Pero un Edgar Allan Poe delirante fue encontrado en las calles de Baltimore el 3 de octubre de 1849, el cual sería trasladado al Washington College Hospital, donde los hados tuvieron preparado un funesto desenlace que traería a sus ojos el manto de sueño eterno y pondría para él un punto final en esta aventura terrenal a la que nos gusta llamar vida para dar el paso así al goce eterno en la gracia de dios nuestro señor en el cielo o acaso a las torturas infernales de los avernos. Dicha jugada del destino habría tenido lugar para consternación y congoja de todos los familiares, amigos y todos aquellos que lo conocieron y apreciaron, en el año de nuestro señor, 1849 era según el calendario gregoriano.
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