Hace unos meses se especuló con su muerte después de que permaneciera varias semanas oculto y sin dar señales de vida, pero Kim Jong-un, líder de Corea del Norte, salió al paso de los rumores sobre su estado de salud y después de algunas apariciones en público, ha dejado claro que sigue dirigiendo el país asiático con mano de hierro y prohibiendo todo aquello que recuerde a occidente.

La prohibición de Kim Jong-un

La última de estas prohibiciones, según informa el periódico surcoreano Chosun Ilbo, llegó el pasado mes de julio y es que los ciudadanos de la capital de Corea del Norte, Pyongyang, no puedan tener un perro como mascota, ya que para Kim Jong-un es una “tendencia contaminada por la ideología burguesa” y supone un reflejo de “la decadencia de occidente”.

La decisión del líder comunista ha generado una enorme preocupación y temor entre los ciudadanos norcoreanos que son dueños de un can, ya que temen que se produzca una redada para confiscar sus animales con un único objetivo: el sacrificio de los perros para el consumo humano en algunos de los restaurantes de Pyongyang, algo habitual en el país asiático, donde además en la actualidad hay una escasez de alimentos.

Chosun Ilbo publica que la decisión de Kim Jong-un responde a la tendencia de los ciudadanos más pudientes a tener un perro como mascota, algo que no ven con buenos ojos los norcoreanos de clase más baja. “La gente normal cría cerdos y pollos en sus porches, mientras que los oficiales de alto rango y la gente rica posee perros, lo que ha generado algo de resentimiento”, explica una fuente al diario surcoreano. “Así que las autoridades han identificado a los hogares con perros y están forzándoles a entregarlos o se están confiscando y los están matando”, agrega esta misma fuente.

Por edgar

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