De todos los países que juegan fútbol en el mundo -y hay bastantes- solo dos pueden ufanarse de superar la fase de grupos en las últimas siete Copas del Mundo. Uno de los equipos es el de Brasil. El otro podría resultar un poco sorprendente: México.
Después de ese éxito inicial, la fortuna de ambos equipos se ha bifurcado. Brasil ha llegado a la ronda de eliminación en cada una de las Copas del Mundo desde 1994, ganado dos finales y jugado en una tercera. ¿México? Cada vez que llegó a octavos de final perdió sin demora el siguiente partido y se fue a casa.
Ese legado de la derrota en el cuarto juego del Tri, como se conoce a la selección nacional, ha creado una enorme presión y críticas en México, y en ocasiones una relación tóxica entre el equipo y la prensa nacional. Hay tres palabras que atormentan a los futbolistas mexicanos y a los seguidores por igual: el quinto partido.
“Siempre hay esa presión de la gente que siempre está hablando de ‘ese quinto partido, ese quinto partido’ y se te mete en la cabeza”, dijo en una entrevista este año Carlos Vela, un delantero que representó a México en el Mundial de 2010 y en el de 2018.
En la cancha, comentó Vela, no pensaba en ese maleficio. Pero antes de los partidos de la Copa del Mundo, en especial camino a la ronda de eliminación, dijo que escuchaba comentarios sobre “el juego que nunca podemos superar”.
“En la mente de todos y en las pláticas siempre está ahí”, continuó. “No sé si nos afecta o no, pero está ahí y se habla de eso. Vas a una entrevista y siempre se pregunta”.
México pronto volverá a escuchar ese runrún conocido en Qatar. Empató su primer juego, contra Polonia, pero su grupo está completamente indefinido luego de que una inesperada Arabia Saudita derrotó a Argentina el martes. Hay mucha esperanza de que este año, al fin, sea distinto.
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