Todos los días Estados Unidos y México tratan de entenderse uno con otro. Muchas veces tienen éxito… y muchas otras, los buenos deseos de entendimiento mutuo se congelan y convierten los desencuentros en nudos ciegos muy difíciles de desanudar.
Se lo cuento, porque pocas veces en las relaciones bilaterales, a la distancia, hemos visto como se forma una “tormenta perfecta” que seguro golpeará a los dos vecinos que hoy están más distantes que en los últimos 50 años.
Esto será resultado de la distancia ideológica que habrá entre los legisladores de ambos países a partir de enero del 2023. Considere usted que la mayoría legislativa mexicana es del partido MORENA donde prevalece la izquierda, mientras que en Washington serán los republicanos de la derecha quienes tendrán la fuerza dominante.
En Estados Unidos en menos de una semana, tendremos elecciones de medio término en el ambiente nacional más dividido en las últimas décadas y hoy principalmente en la Cámara de Representantes, se anticipa una mayoría republicana que llegará predispuesta a renovar la construcción del muro entre México y EEUU. Esa nueva fuerza dominante tiene la intención de traer al frente los desacuerdos que hay con México por su poco interés en ayudar en la guerra al narcotráfico. Eso a su vez afectará la cooperación y la estrategia entre los dos países sobre inmigración.
Por su parte en México hoy, se está creando un nuevo equipo que al más alto nivel en la Secretaría de Economía tendrá a su cargo la conducción de los capítulos del tratado comercial del que depende la economía mexicana. En Washington existe la impresión que ese nuevo equipo está formado por gente con una total falta de experiencia para resolver conflictos resultantes de la conducción del tratado, y eso promete anudar más la relación comercial, porque el mismo equipo parece dogmatizado para negarse a solucionar el serio impase sobre la participación estadounidense privada en la nueva energía renovable en México.
En esta próxima elección del 8 de noviembre, muchos de los 435 escaños de la Cámara de Representantes serán renovados por los electores de todo EEUU. Y eso anticipa varios posibles resultados, incluido un empate que terminaría instalando a 218 demócratas contra 217 republicanos. Un sondeo de CBS News, resultó en la muy creíble posibilidad de que los republicanos ganen 238 de esos asientos y dejen a los demócratas con una minoría de solamente 197 representantes.
Estos dos fenómenos tienen alarmada a mucha gente porque claramente eso aumentará los ya crecientes desacuerdos ideológicos, que dañarían la buena vecindad.
La agridulce relación bilateral será mucho más agria y mucho menos dulce
En menos de un mes se cumplirán cuatro años de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, y esta es la primera vez desde el inicio de la era moderna en México, que su presidente, ni tiene relaciones con los miembros del congreso de Estados Unidos, ni aparentemente ha levantado un dedo para propiciarlas. A Marcelo Ebrard, encargado de las relaciones exteriores mexicanas, lo conoce y lo respeta mucha gente en Washington y en todo Estados Unidos, pero a la gente de poder político aquí, le hubiera gustado tener la ocasión de, personalmente conocer e intercambiar impresiones con un dirigente tan importante para la relación como es el presidente de México. Pero AMLO, a propósito en cada visita a Washington, ha evitado visitar al congreso y a sus lideres y tampoco ha propiciado que los congresistas lo visiten ni en Washington, ni en la capital mexicana.
Si esa relación hubiese existido, y fuera buena hoy, eso seguramente habría aminorado la comezón que aun hoy causa en los lideres políticos de Estados Unidos, el saber que el presidente mexicano es más amigo de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que de sus vecinos con quienes hay tanto en juego. Eso también hubiera hecho menos grave el desaire al presidente de EEUU durante la cumbre de las Américas, cuando México eligió ponerse del lado de sus tres adversarios, en lugar de favorecer a su mayor socio comercial.
En Washington, saben que hay circunstancias especiales en que los políticos en otros países y latitudes tienen varias audiencias con las que se comunican en público, y que los mensajes politicos no llevan el mismo para todos quienes los escuchan. Los políticos en Washington también lo hacen y cuando hablan mal de otro político, o de alguna causa o país muchas veces es a valor entendido. Es como decir… “No tomes a mal si hablo pestes de ti, no es personal, es solo política” Pero con Mexico eso no ha existido recientemente. Aqui no saben como interpretar a AMLO cuando constantemente habla mal de Estados Unidos.
Precisamente por eso, es que el contacto personal entre lideres mundiales es mandatorio. Esos intercambios claros, directos y en privado, son el antídoto cuando un presidente extranjero lanza veneno burlándose de los senadores más importantes en Washington, sobre los desacuerdos que naturalmente ocurren sobre políticas públicas.
Aquí hay que decir ¡cuidado! Cuando las relaciones personales no existen, las malas interpretaciones y los malentendidos dañan seriamente la relación y las vidas, empresas y destinos que dependen de ella. No se engañen mis amigos, de la relación México –Estados Unidos dependen muchas vidas y haciendas.
El otro problema es que en esta ciudad, a los políticos les cuesta entender que en otra capital importante no se reconozca que las relaciones exteriores en EEUU no las lleva exclusivamente la Casa Blanca, y que el Congreso tiene miembros poderosos e influyentes cuya función incluye ser parte de las consultas internacionales. Aquí preguntan… Si lo sabe y lo entiende el mundo entero… ¿Porque México elige ignorarlo?
En el congreso en Washington, hoy se sabe que en México hay divisiones internas debido a las elecciones presidenciales en el 2024. Que eso ya resultó en una guerra interna dentro de MORENA el partido creado por el presidente, y que eso pone en peligro la sucesión que López Obrador quiere que ocurra en la presidencia.
Lo que piensan en el nuevo congreso republicano
Tom McClintock, congresista republicano por California y principal republicano en el Subcomité de Inmigración y Ciudadanía– del Comité Judicial de la Cámara, es autor de una cantaleta que los gobernadores republicanos ya adoptaron, y que afirma: “Cada comunidad en Estados Unidos ya se convirtió en una comunidad fronteriza”. Los gobernadores republicanos lo usan, porque con eso muy eficientemente ya convencieron a millones de votantes en EEUU. que el presidente Joe Biden y los demócratas crearon una política migratoria de puertas abiertas en la frontera con México. Eso por cierto no es verdad, pero aun así, les está costando a los demócratas los votos que necesitaban para mantener la mayoría en su cámara.
Eso significa que el congresista Michael McCaul de Texas, seguramente será el próximo presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la cámara baja. Este congresista es un crítico de la falta de acciones mexicanas creíbles contra el narcotráfico, y por eso afirma que esa inacción es “Un Peligro Claro y Presente para la Seguridad Nacional de Estados Unidos” McCaul introdujo recientemente H.R. 9167, llamada: “Ley de Asociación para Combatir el Tráfico Internacional de Drogas y el Contrabando de Personas, de 2022”, que otorgaría a Aduanas y Protección Fronteriza la autoridad permanente para operar en países extranjeros para proteger a los estadounidenses de la actividad delictiva internacional.
¿Sabe usted que mal caerá eso en México?
Y que mal caerá tambien Jim Jordan, congresista republicano por Ohio, que será el nuevo presidente del Comité Judicial de su Cámara, que ya advirtió… “Necesitamos legislación para hacer permanente el plan “Remain in Mexico” (Permanecer en México). Y necesitamos legislación para construir el muro. El próximo congreso, va a terminar todo el muro”.
Otro más, el congresista Chip Roy, republicano por Texas, está ya comprometido para presentar en el nuevo congreso 118, lo que pomposamente llama… “HR 1 -Paquete de Seguridad Fronteriza”.
Y le digo “pomposamente”, porque eso es solamente parte de una estrategia similar a lo hecho por los demócratas de la Cámara de Representantes cuando ganaron el control en el 2018: emitir una serie de proyectos de ley, que más que políticas fueron mensajes electoreros con cero posibilidades de convertirse en ley, pero que juntos demostraron las prioridades del partido republicano para ganar el congreso en el 2022 y la presidencia en el 2024.
¿Se da usted cuenta?
Lo peor es que en esta relación México-Estados Unidos, de la que dependen millones de empleos y el bienestar de millones de familias mexicanas y estadounidenses, está por perder la parte dulce de la ecuación. Y todo para que los políticos de los dos países ganen puntos políticos en su casa, y emplacen los andamios que sostendrán a sus candidatos y a sus partidos en las cruciales elecciones presidenciales que empezarán ya con campañas y candidatos a moverse y a hacer ruido, en el 2023.
Por eso decimos que un nuevo congreso republicano creará en México, una tormenta perfecta.
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