Cuando el año pasado China prohibió repentinamente la minería de criptomonedas, la industria se expandió rápidamente en su vecino Kazajistán.
El estado de Asia Central ahora ocupa el segundo lugar en el mundo en criptominería, pero los centros de datos hambrientos de energía están ejerciendo presión sobre las centrales eléctricas que queman carbón y aumentando la contaminación y las emisiones de carbono.
Mientras Moldir Shubayeva camina por el polvoriento sitio de construcción de su nueva mina de bitcoin, se destaca entre la multitud de ingenieros de ingenieros y obreros.
La mujer de 35 años, elegantemente vestida, mira a través de sus gigantes gafas de sol de lentes amarillas mientras los soldadores sacan chispas desde el interior de los contenedores y los camiones vierten toneladas de relleno de grava en los cimientos de la construcción.
Moldir es una de las integrantes de la nueva generación de criptoempresarios de Kazajistán y está supervisando cada detalle de su nueva mina de bitcóin en la ciudad de Almaty.
Se convirtió en un gran personaje en una industria dominada por hombres, respetada por hacer crecer su compañía minera hasta convertirse en uno de los más importantes del país.
“He pasado los últimos cuatro años de mi vida casi exclusivamente en el trabajo y, a veces, incluso duermo en mi oficina”, dice.
Moldir se interesó en el bitcóin hace unos cinco años y comenzó a extraer monedas con su hermano en casa antes de construir minas más grandes y alquilarlas a los clientes.
El crecimiento de sus negocios y la industria en Kazajistán ha sido implacable, afirma, particularmente en el último año.
“La mañana comienza conmigo revisando el precio del bitcóin para ver cuánto creció. ¡Cuando alcanzó los US$50.000 por moneda fue realmente emocionante! Es adrenalina constante”, dice.
El precio del bitcóin sube y baja dramáticamente. En marzo de 2020, una moneda valía alrededor de US$5.000 y aumentó a US$65.000 en solo un año.
Desde entonces, su valor disminuyó significativamente, a alrededor de US$35.000 en el momento de escribir este artículo.
Pero para Moldir y muchos otros en Kazajistán, la criptominería todavía genera una riqueza considerable.
Oro digital
La criptominería es el proceso que sustenta muchas criptomonedas, como bitcóin, ethereum y litecoin.
Este dinero digital no tiene autoridad central ni bancos. En cambio, cada pago y transferencia es verificado por una amplia red de computadoras voluntarias.
Los cálculos son extremadamente complejos, por lo que la tarea requiere mucha potencia informática.
Como incentivo, el sistema recompensa con bitcoines a las personas que contribuyen al esfuerzo.
Gracias a empresas como la de Moldir, Kazajistán se transformó en el segundo lugar después de EE.UU. en minería de bitcóin. Ahora contribuye con alrededor del 18% del poder de la red global que mantiene la moneda en funcionamiento.
La industria comenzó a establecerse aquí en 2019, gracias a los suministros de electricidad baratos y abundantes de Kazajistán y a las políticas gubernamentales amigables con las criptomonedas.
Pero en el verano boreal de 2021 realmente despegó, gracias a una prohibición repentina e inesperada de toda criptominería en la vecina China.
Las empresas inundaron el país, trayendo consigo decenas de miles de computadoras.
Las instalaciones mineras de Kazajistán estaban saturadas y se necesitaban nuevas para atender la afluencia.
Megamina de Kazajistán
Puedes hacerte una idea de la escala de la industria si viajas 1.300 kilómetros desde Almaty hasta Ekibastuz, una
Aquí encontrarás la que fue hasta hace poco la mina de criptomonedas más grande del mundo, construida por la empresa Enegix.
Lo primero que notas cuando entras en esta megamina es el ruido.
Miles de potentes ordenadores gimen cuando sus pequeños ventiladores internos giran a toda velocidad.
Y al otro extremo se escucha el constante zumbido de un gran ventilador que enfría el ambiente.
“El sonido de las máquinas en funcionamiento me emociona porque es el sonido del dinero, dinero digital“, dice Yerbolsyn, de 34 años, propietario de la instalación, con una gran sonrisa.
Al igual que Moldir, Yerbolsyn se interesó en el bitcóin hace años y comenzó de a poco.
La compañía pasó de ser un pequeño garaje con solo un puñado de computadoras a la instalación que ahora supervisa y que alberga US$300 millones en equipos dentro de ocho grandes hangares que extraen criptomonedas las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Se emplean 150 personas para mantener las máquinas en funcionamiento, con decenas de ingenieros que trabajan y viven en la árida región del desierto durante 15 días seguidos.
Almaz Magaz, de 19 años, trabaja turnos de 12 horas. Su tarea principal es mantener el polvo fuera de los hangares en caso de que afecte a las máquinas. Cuando hay una rotura, depende de él repararla y ponerla en funcionamiento tan pronto como pueda.
Admite que al principio no tenía ni idea de lo que estaban haciendo las máquinas.
“No sabía sobre bitcóin antes de venir aquí. ¡Nunca había oído hablar de eso!”, asegura.
El trabajo de Almaz, y el del resto del personal, es supervisado por Yerbolsen a través de un gran banco de señales de circuito cerrado de televisión en Almaty.
“Estamos orgullosos de que Kazajistán sea ahora tan importante para el mundo de las criptomonedas”, dice Yerbolsen. “¡Somos patriotas y queremos izar aún más la bandera de nuestro país!”
Costo ambiental
Pero no todos están orgullosos del reciente éxito del país. Los activistas ambientales a menudo critican las criptomonedas por la cantidad de energía que utiliza su minería.
El índice de consumo de electricidad de bitcóin de la Universidad de Cambridge estima que se necesita más electricidad para impulsar el bitcóin que países enteros como Ucrania o Noruega.
No se sabe cuánto de esa energía es renovable, pero la experta en clima Dana Yermolyonok afirma que en Kazajistán solo el 2% de la energía proviene de fuentes renovables.
“Aquí es principalmente carbón. Especialmente si se trata de generación de calor y de electricidad”, dice.
Dana vive en Karagandá, la ciudad que tiene una de las cuencas de carbón más grandes del país, y duda que la riqueza generada por la criptominería valga el costo ambiental.
“Todos los días, cuando salgo de mi casa, puedo ver la contaminación. En invierno, cuando no hay viento, ni siquiera puedo ver el edificio de mi vecino de al lado. No veo por qué tengo que respirar este aire, mientras ellos están generando ingresos”, sostiene.
Preocupación por el suministro eléctrico
También existe la preocupación de que la criptominería pueda provocar escasez de energía.
El gobierno dice que en solo un año la minería contribuyó a un aumento de entre 7% y 8% en la electricidad utilizada en todo el país.
La cantidad de electricidad que se destina a la minería en el país ahora es equivalente a la que se necesita para mantener encendidas las luces de una gran ciudad aquí.
En noviembre del año pasado el país importó electricidad adicional desde Rusia para hacer frente a la mayor demanda, y se introdujeron restricciones a la minería en las regiones donde los suministros son más bajos.
Esto provocó que algunos mineros cierren sus instalaciones y traten de reubicarse.
Askhat Orazbek, viceministro de Desarrollo Digital de Kazajistán, le reconoció a la BBC que el auge de las criptomonedas en su país ha sido demasiado rápido y que necesita ser controlado.
“Hay dudas sobre el volumen de electricidad que ahora consumen los mineros. Si en 2019 dijimos que teníamos excedente de energía, ahora ya no estamos hablando del excedente. La electricidad no es infinita en Kazajistán, por eso podemos decir que en cierto volumen de minería vamos a parar“.
El gobierno de Orazbek introdujo un impuesto en enero de 2022 que grava aún más a la industria minera sobre la electricidad que consume. Esperan que los ingresos adicionales puedan usarse para ayudar a crear fuentes de energía más limpias.
“Hoy en día, la minería en Kazajistán realmente consume lo que se llama energía sucia”, dijo.
“Es por eso que decimos que se introducirá una cuota determinada para los mineros de criptomonedas (…). Y cualquier desarrollo adicional solo será posible si se construye una infraestructura de energía verde“.
Sin embargo, a diferencia de algunos países como China y Kosovo, y potencialmente Rusia, Kazajistán parece estar comprometido con mantener su industria minera en marcha.
“En realidad es una especie de revolución tecnológica”, dijo Orazbek.
“Nuestro objetivo es no perder este momento y estar entre los participantes de esta criptorevolución en el mundo”, agregó.
Kazajistán todavía se está recuperando de las violentas protestas que estallaron a principios de este mes tras un aumento repentino en los precios del combustible.
No había un vínculo directo con la criptominería, pero el incidente mostró dos puntos importantes.
En primer lugar, qué puede suceder cuando el suministro de energía se ve amenazado. Y en segundo lugar, cuán importante se ha vuelto Kazajistán para el mundo de las criptomonedas.
Cuando el gobierno de Kazajistán cortó internet durante cinco días, la red global de bitcóin se desaceleró significativamente y el precio de las monedas bajó.
Es evidente que hay mucho en juego para el gobierno al tratar con esta nueva industria naciente.
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