Investigadores de la Universidad de Columbia Británica (UCB) en Canadá anunciaron que identificaron 26 compuestos de origen natural que impiden que el virus SARC-CoV-2, que causa el COVID-19, infecte las células humanas, lo que puede crear medicinas contra la enfermedad.
Los científicos de la UCB, en el oeste de Canadá, publicaron en la revista médica Antiviral Research que tras investigar más de 350 compuestos naturales identificaron los 26 que impiden que el virus de COVID-19 se reproduzca en el cuerpo humano.
La coautora del estudio, la científica mexicana Jimena Pérez-Vargas Obregón, dijo que de estos 26, tres son especialmente efectivos en bloquear el virus “y además pueden bloquear las últimas variantes”.
La investigadora asociada de UCB explicó que la particularidad de al menos dos de estos compuestos es que “no actúan contra el virus sino contra una herramienta que el virus usa” para atacar a las células, por lo que son efectivos contra las diversas variantes.
Los tres compuestos más efectivos son alotaketal C, procedente de una esponja marina; bafilomycin D, de una bacteria marina; y holyrine A, también producido por una bacteria marina.
Los investigadores impregnaron células procedentes de pulmones humanos con estos compuestos y las infectaron con SARS-CoV-2 para descubrir los que bloqueaban el mecanismo de reproducción del virus.
Pérez-Vargas Obregón, que estudió Química en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y posteriormente obtuvo un doctorado en Ciencias Bioquímicas en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, advirtió que el descubrimiento es solo el principio de un camino que puede desembocar en la producción de medicinas que combatan la infección.
El equipo de investigadores de UCB ahora está en el proceso de sintetizar en el laboratorio la compuestos descubiertos, para poder producirlos sin tener que extraerlos de los organismos que los producen naturalmente.
Una vez sintetizados, los investigadores llevarán a cabo pruebas en animales para demostrar la efectividad de los compuestos para bloquear el virus en grandes organismos.
Estas dos fases llevarán aproximadamente un año, dijo la investigadora mexicana.
Una vez que los ensayos preclínicos concluyan, los investigadores de UCB se tendrán que asociar con otro grupo para llevar a cabo pruebas clínicas con seres humanos.
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