Aunque la economía mexicana no puede “divorciarse” de una recesión en Estados Unidos, sí puede hacerle frente: UBS.

En los últimos años, los analistas de UBS han mantenido las previsiones de crecimiento para México por arriba del consenso (con un relativo optimismo que ha demostrado ser correcto), pero ahora se prevé un crecimiento inferior al anticipado por el mercado, de 0.5% para el 2023.

Su pesimismo relativo se basa en gran parte en la previsión de una recesión en Estados Unidos, que afectará duramente a la industria manufacturera de nuestro país y a las remesas, reduciendo el crecimiento de las exportaciones y del consumo de los hogares.

De acuerdo con el último reporte realizado por la compañía global y liderado por Rafael De La Fuente, Economista en Jefe para América Latina de UBS, no todas las personas con quienes se reunieron los analistas en su visita a México prevén una recesión en Estados Unidos.

“Parte de este optimismo se debe a que los exportadores mexicanos siguen observando una demanda resiliente de Estados Unidos. La expectativa de que México pueda soportar una desaceleración de su país vecino se basa, en gran medida, en la fortaleza del consumo de los hogares mexicanos y en la capacidad de México para atraer inversiones a través del nearshoring”, se explicó.

Agregó que la visión optimista sobre el consumo local parece respaldada por el aumento de los salarios reales y el hecho de que las remesas han tendido a ser anticíclicas, aumentando en caso de una desaceleración en México. Señala además que los hogares mexicanos no parecen estar agotando agresivamente sus ahorros, como es el caso de los consumidores estadounidenses.

 

Tras su visita a México, los analistas reconocen que los hogares mexicanos pueden estar en una mejor situación financiera de lo que se esperaba. Sin embargo, también consideran que parte del crecimiento de los salarios puede deberse a factores que podrían disiparse pronto.

Un factor de preocupación, explicó De La Fuente, es la gran concentración de trabajadores de origen mexicano en el sector de la construcción de Estados Unidos, ya que se espera que esta industria se vea muy afectada por la recesión y ello tenga un impacto sobre las remesas.

Reconoció también que si la recesión en Estados Unidos no se materializa, las cifras del consenso sobre el crecimiento de México en el 2023 (1.0%) pudieran, incluso, revisarse al alza.

Efectos del nearshoring ya son visibles

Aunque cada vez existe mayor evidencia de que México se está beneficiando del nearshoring, la compañía global que ofrece servicios financieros sigue considerando que su impacto macroeconómico ha sido limitado hasta ahora.

“El país ha captado muy poco del total de las importaciones estadounidenses que ha perdido China en los últimos cuatro años, y algunas economías asiáticas han obtenido resultados mucho mejores. Además, aunque la Inversión Extranjera Directa (IED) está creciendo, si se excluyen algunas transacciones puntuales, consideramos que el ritmo de expansión no apunta a una ruptura estructural al alza, ni siquiera en el sector de las manufacturas”, detalló el análisis.

Aunque el término nearshoring está de moda en México, medir este fenómeno no es una tarea fácil. Una encuesta reciente del Banco de México (Banxico) mostró que hasta un 16% de las empresas se benefician actualmente de esta tendencia. Sin embargo, la definición de nearshoring y sus beneficios de Banxico es más amplia que la utilizada por UBS.

Por otra parte, un estudio de CBRE muestra que el apetito inversionista por el espacio industrial en México sigue creciendo con fuerza, especialmente en el cinturón industrial del norte del país. Si se toma en cuenta el país de origen, el 40% de la demanda procede de empresas chinas.

En cuanto a los sectores, la demanda se centra en la fabricación de automóviles y autopartes, pero existe un crecimiento en otros sectores, como los electrónicos y la alta tecnología.

 

Pero quizá sea demasiado pronto para saber si México se convertirá en un claro ganador del nearshoring. “Si bien sus puntos fuertes son innegables (vecindad con Estados Unidos, pertenencia al T-MEC, conocimientos técnicos de fabricación, escasas barreras lingüísticas), también lo son algunos de sus inconvenientes (seguridad, costos energéticos y dependencia de combustibles fósiles, incertidumbre política)”, se consideró.

Finalmente, parte de la inversión puede estar relacionada con los cambios a normas de origen más estrictas, impuestas por el T-MEC, más que con la tendencia a la relocalización corporativa. “En general, creemos que México se beneficiará del nearshoring, pero existe la duda de que en el 2023 sea un motor suficiente para permitir que los resultados económicos de México se desacoplen de los de Estados Unidos”, se puntualizó.

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